¿Te ha pasado que a veces respiras profundo antes de hablar?
Esa pausa puede ser una señal valiosa de tu cuerpo, un impulso instintivo que busca cuidarte. Sin embargo, muchas veces, por costumbre o presión, aprendimos a ignorarla.
Tal vez queremos evitar parecer débiles, impacientes o poco seguros. Pero, sea cual sea la razón por la que evitamos hacer pausas, eso puede estar generando un agotamiento emocional y físico que podríamos prevenir.
Y más aún: estamos dejando de usar una herramienta poderosa para expresarnos con más claridad, presencia y conexión.
Si no estás practicando el arte de la pausa, te invito a apoderarte de ese recurso desde ahora. Seguro que intuitivamente lo hacías o lo haces de cuando en vez. Quién sabe por qué, inconscientemente, ya no pausas como antes. Tal vez por la crianza o por la cultura. Observa con cuáles ideas estás asociando las pausas para darle contexto a tu meta de vivir mejor.
La propuesta de hoy es que lo abraces y te hagas adicto a pausar antes de contestar. Ten en cuenta qué lo que piensas sobre algo es lo que te impulsa o te detiene.
No hace falta que inviertas mucha energía en descubrir la causa, sino en descubrir, qué te impide respirar y pausar. En mi caso, siento que me acostumbré a no pausar porque percibía los comentarios sobre mi respiración como una invitación a evitarla. ¡Quién sabe! La mente es tan compleja...
Perdí la cuenta de cuántas veces mi mamá me dijo: "¡Pareces un toro!"... je, je, je. Tenía razón, nunca contestaba calmadita, pero ella se refería a que respiraba como los toros. Con eso ganaba tiempo y bajaba un poco la presión antes de responder. Para una "contestona" como yo, era muy bueno respirar antes de contestar, casi un sello de fábrica. Pero, parecerme a un toro no era precisamente un cumplido.
Entonces no lo sabia, pero respirar como un toro estaba bien. Quizás debía hacerlo más discretamente, pero cuando respiraba profundo estaba usando un recurso poderoso de regulación interna: la pausa. Que dicho sea de paso, mi madre siempre me pidió que pausara. Aunque lo que decía era: "Piensa antes de hablar..." Porque hay muchas formas de hacer pausa, una es respirar, otra pensar antes de hablar, y hay muchas más.
¿Y tú? ¿Sientes una señal que te dice "espera", respira antes de responder? ¿Qué haces para "esperar"? —Caminas, pides tiempo. Cualquiera que sea tu estrategia, abrázala, agradécele, porque aporta mucho a tu bienestar. Y, sobre todo, cultívala, porque ya sabes, es bueno parecer un toro... ja, ja, ja. La mente es muy compleja pero puedes cultivar tus pensamientos y hacer que germinen más semillas de bienestar regando ese jardín.
La neurociencia nos ha dado muchas pistas para aumentar nuestro bienestar. Una es hacerte observador activo de la forma en que respondes cuando algo reta tus creencias. Esperar al menos tres segundos antes de reaccionar activa la corteza prefrontal, la parte del cerebro que nos ayuda a tomar decisiones conscientes. Esa breve pausa te permite recuperar el control y elegir cómo responder, en lugar de actuar por impulso.
La pausa no es una huída ni una pérdida de tiempo. Es una acción biológica que le da a tu sistema nervioso la oportunidad de volver al equilibrio. Permíteme ser tu guía hoy para reconocer cómo has usado ya ésta herramienta, y cómo puedes activarla intencionalmente como un acto de autocuidado radical.
La semana pasada, nos enfocamos en ver cómo el estrés puede ser una brújula. Si ya comenzaste a practicar como escuchar tus señales internas, ahora te invito a sumar un segundo paso: responder a esas señales con una pausa que te devuelva claridad.
Escuchar es importante. Pero hacer espacio para lo que escuchas... es lo que transforma.
Tu cuerpo no está diseñado para estar siempre en alerta. Hacer una pausa, activa un sistema que te repara y que te protege. Reconocer su valor y usarla a propósito requiere de una gran sabiduría.
Activa la pausa como un modo restaurador
Cuando interrumpes una discusión para respirar. Cuando decides salir a caminar cinco minutos antes de contestar un mensaje difícil. Cuando miras el cielo en vez de la pantalla.
La pausa no siempre viene con grandes gestos. Una pausa puede durar 3 segundos. Pero si en esos 3 segundos te das cuenta de lo que estás sintiendo, lo que estás pensando y lo que necesitas, ya cambió tu día.
Imagínate como una ola que retrocede, se reconstruye y entra suave a la orilla. Llega completa y se puede apreciar completa porque pierde la agitación del primer momento. Tu pausa es ese momento de recogida antes del siguiente movimiento.
Prueba crear un umbral simbólico
Cómo hacerlo:
- Coloca una señal visual en una puerta que cruzas a diario (puede ser una hoja, una cinta, una palabra o una imagen mental). Deja algo ahí en donde quieres recordar tu intención.
- Cada vez que cruces ese umbral, haz la pausa breve que te has comprometido a practicar e incorporar en tu rutina: inhala, exhala, y pregúntate: “¿Qué necesito dejar fuera? ¿Qué quiero llevar conmigo?”
Te puedo asegurar que tiene un poder inconmesurable. Convertir los espacios de tránsito en rituales de regulación puede cambiar cómo entras y sales de tus caminos.
A veces, me parece que es valioso darle nombre a lo que naturalmente forma parte de nuestro comportamiento. Y 'la pausa' es una de esas oportunidades que tenemos para reconocer que estamos completos: es una práctica antigua que cuando la reconoces la puedes abrazar con más intención.
Lo que quiero decir es que puedes usarla conscientemente a tu favor y no solo cuando surge intuitivamente de tus habilidades.
Usarla con propósito es recordar que ya has encontrado alivio en detenerte a mirar el mar, cerrar los ojos antes de hablar o respirar antes de reaccionar, ya sabes que las pausas te sanan.
Reconocer que tienes esa habilidad te da la oportunidad de internalizar que la pausa no es un lujo, sino tu derecho. Y que usarla a tu favor es una forma de protegerte sin pedir permiso.
“Recuerda, surge natural en ti, si lo practicas estás recuperando poder.”
La pausa con la técnica de respiración reguladora 4-7-8
Cómo usarla:
- Inhala por la nariz contando hasta 4
- Sostén la respiración contando hasta 7
- Exhala suavemente por la boca contando hasta 8
Hazlo 4 veces seguidas, al menos una vez al día. Esta técnica activa tu sistema parasimpático, baja la ansiedad y mejora el sueño si la usas antes de acostarte.
Este tipo de recursos regularmente forma parte de la membresía. Si te gustó este enfoque, explora también el artículo “¿Y si el estrés es una brújula? Tu cuerpo no exagera: te está hablando.” para complementar esta práctica.
🧩 Habilidad entrenada: Regulación del sistema nervioso
🌱 Beneficio clave: Te ayuda a recuperar tu energía, tomar mejores decisiones y prevenir el agotamiento emocional y físico.