El tóxico dióxido de titanio es un polvo que también se usa como pigmento blanco en una variedad de productos como protectores solares, cosméticos, pinturas y plásticos.
El grado de pigmento también se conoce como blanco de titanio, CI 77891 o blanco de pigmento 6 y es el más blanco y brillante de todos los pigmentos conocidos. Su capacidad para dispersar la luz lo convierte en un aditivo popular en numerosos productos industriales y de consumo.
Los estudios sugieren que las personas son más propensas a comprar y comer alimentos que son más brillantes o de colores más vibrantes. Por eso, el dióxido de titanio se ha utilizado en la industria alimentaria para aumentar y aclarar la opacidad blanca de los productos.
Sin embargo, no todas las formas de dióxido de titanio son iguales. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) determinó en 2021 que el E171 ya no puede considerarse seguro como aditivo alimentario, debido a la posibilidad de que sus nanopartículas puedan atravesar las barreras del cuerpo y acumularse en órganos como el hígado, debilitando el sistema inmunológico y afectando la microbiota intestinal. Algunos estudios incluso han señalado su posible relación con el desarrollo de cáncer en modelos animales, aunque la evidencia aún está en evaluación.
La razón por la que se agrega el aditivo E171 a alimentos y medicamentos, es porque ayuda a definir claramente los colores y puede prevenir la degradación UV (agrietamiento y descomposición de los materiales). Definitivamente, no hay ninguna razón para consumirlo. Al menos, muchos deseamos que nos den la opción de elegir. Aunque lo mas justo seria que aquellos que no tienen a su alcance la información no tengan que depender de su suerte para consumir productos realmente seguros.
A pesar de esta prohibición en la Unión Europea, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) y otras agencias regulatorias aún consideran su uso seguro en cantidades controladas, lo que ha generado un debate sobre su impacto real en la salud. Mientras tanto, cada vez más empresas han comenzado a reformular sus productos para evitar su uso.
Se puede encontrar dióxido de titanio en productos alimenticios como dulces, crema para café, decoraciones para hornear y pasteles, y salsas blancas. Aunque se usa generalmente para dar una blancura y opacidad naturales a los alimentos, aquí cabe perfecto el dicho popular: ¡No todo lo que brilla es oro!
Por eso, como consumidores necesitamos informarnos y ser más selectivos con los productos que elegimos y que practiquemos la participación ciudadana en la toma de decisiones para que de una vez por todas se eliminen las sustancias peligrosas de los alimentos que se comercializan.