El otoño siempre llega con un aire de cambio. Las hojas caen, los días se acortan, y la naturaleza parece decirnos que es tiempo de cerrar ciclos. Pero, ¿cómo traducir ese mensaje en un hábito real que nos ayude a vivir mejor?
Uno de los ejercicios de coaching más transformadores para esta época es escribir para soltar. No se trata de una metáfora superficial, sino de un proceso profundo en el que pones en palabras lo que ya no quieres cargar, lo observas con claridad y luego eliges dejarlo ir.
Paso 1: Nombrar lo que pesa
Toma una hoja de papel y escribe aquello que reconoces que ya no suma a tu vida. Puede ser una emoción repetitiva, una creencia que te limita, un recuerdo que todavía te duele, o incluso una expectativa que no te pertenece.
Pregúntate:
- ¿Qué estoy cargando que ya no necesito?
- ¿Qué espacio me está quitando en mi presente?
Paso 2: Observar con honestidad
Lee lo que escribiste y nota cómo se siente en tu cuerpo. ¿Hay tensión en los hombros? ¿Un nudo en la garganta? Al darle un nombre en el papel, lo traes a la luz y lo haces visible. Eso ya es un primer acto de liberación.
Paso 3: Un acto simbólico de liberación
Ahora viene lo esencial: decide cómo quieres dejarlo ir. Puedes:
- Romper la hoja en pedacitos y enterrarlos bajo un árbol.
- Quemarla en un espacio seguro y ver cómo se transforma en cenizas.
- Disolverla en agua y ver cómo desaparece poco a poco.
Lo importante es que el acto sea consciente, con una intención clara: soltar para abrir espacio a lo nuevo.
Microacción destacada
Reflexión integradora
Soltar no es perder, es ganar espacio para lo que verdaderamente importa.