El Día del Padre es una fecha para expresar, en todos los sentidos, aquello que hemos guardado en el corazón. Es una fecha que toca fibras profundas, porque evoca uno de los vínculos más significativos en nuestro crecimiento: ese lazo que puede impulsarnos, marcarnos o, a veces, convertirse en una carga que seguimos aprendiendo a transformar.
Es una oportunidad para mirar con nuevos ojos a esa figura que, de una forma u otra, ha influido en tu camino. Algunas personas celebran este día con gratitud; otras, con emociones encontradas. Sea cual sea tu historia, esta puede ser una invitación a reconectar con el legado, con la tierra y con tu propia capacidad de sanar o continuar. Porque toda relación —presente o ausente— puede convertirse en semilla de bienestar si la abordamos con intención.
Este mes también hemos explorado nuestras raíces emocionales y cómo cultivar resiliencia con sentido. En ese mismo espíritu, honrar a papá puede ser una forma de extender esa práctica. A veces honrar no significa repetir; a veces, significa transformar. Cuando lo haces desde tu conciencia ecológica y tu deseo de bienestar, te das permiso para resignificar y elegir qué legado quieres sembrar.
Actividad 1: “Pies en la tierra, corazón en la memoria”
Qué es: Haz una caminata consciente en un lugar natural que a papá le habría gustado —o que le guste si lo tienes contigo.
Cómo ayuda: Caminar en la naturaleza activa tu sistema nervioso parasimpático, facilitando la reflexión y el perdón.
Así como los árboles hunden sus raíces, tú también puedes reconectarte con lo que te dio sustento —incluso si fue solo una lección difícil.
Actividad 2: “Construye algo con tus manos”
Qué es: Dedica tiempo a una manualidad, arreglo o proyecto sencillo. Puede ser reparar algo en casa, sembrar una planta, o armar algo simbólico.
Cómo ayuda: Estimula la gratitud hacia lo que se ha transmitido: la habilidad, la fuerza, el ingenio o el deseo de hacerlo diferente.
Cada acción concreta honra el principio del legado: transformar lo que se recibió en algo que continúa.
Actividad 3: “Escribe la carta que nunca dijiste”
Qué es: Una carta sin necesidad de ser enviada. Agradece, reclama, honra o simplemente cuenta.
Cómo ayuda: Libera emociones estancadas y promueve una mirada compasiva hacia tu historia.
Así como los ecosistemas se renuevan al liberar lo viejo, tú también puedes soltar desde el amor o el respeto propio.
Microacción de resiliencia:
Comparte una anécdota que conecte a papá (o tu idea de figura paterna) con el planeta. ¿Cazaban estrellas fugaces? ¿Te enseñó a pescar o a reciclar? Cuéntala en tu diario o en la comunidad.
A veces nos parecemos a quienes nos criaron más de lo que creemos. Y a veces, justamente por eso, podemos elegir con mayor claridad qué huella queremos dejar. El Día del Padre es también una oportunidad para mirar hacia atrás con ternura y hacia adelante con intención.
“El árbol no escoge su tierra, pero puede decidir hacia dónde crecer. Tú también.”
Un regalo del Día del Padre para padres e hijos
A veces, las palabras no alcanzan para expresar todo lo que sentimos hacia una figura tan influyente como papá. Por eso, cerrar este recorrido con una práctica simbólica puede ayudarte a integrar lo vivido, incluso si lo vivido fue complejo. Este ejercicio funciona como un ritual sencillo para sostener una emoción elegida y regresar a ella cuando lo necesites. Es una herramienta poderosa para cultivar resiliencia emocional y reconectar con tu propia historia desde un lugar más amable.
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Elige un objeto natural o significativo: puede ser una piedra, una hoja, una concha, una foto o un pequeño objeto que puedas tener a mano.
- Conéctate con una emoción que quieras anclar: piensa en un recuerdo con papá o una figura paterna que te inspire gratitud, calma, ternura o fortaleza.
- Sostén el objeto mientras respiras profundo: mantén tu atención en la emoción mientras tocas o miras el objeto. Quédate allí unos segundos.
- Repite una palabra o frase que resuma lo que sientes: por ejemplo, “Estoy a salvo”, “Gracias por lo que sí fue”, o “Soy raíz y soy rama”.
- Guarda el objeto en un lugar especial: úsalo cada vez que necesites volver a ese estado emocional.
Este pequeño ritual crea un vínculo entre el objeto y la emoción, ayudándote a reconectar con fuerza interior en momentos importantes. Es una forma natural, simple y profunda de empezar a darle forma a tu experiencia y cuidarte desde el presente.
Vuelve a este artículo cada vez que te cueste nombrar lo que sientes hacia tu papá. Aquí encontrarás una guía suave para empezar desde donde estás, con lo que tienes, y seguir creciendo.